Un exempleado de OpenAI, junto con otros empleados de la empresa creadora de ChatGPT denunciaron los posibles riesgos de la inteligencia artificial (IA). En una entrevista con EFE señalan el peligro de una carrera en el sector por crear una super IA o inteligencia artificial general (IAG) que sea tan o más inteligente que el ser humano.
Carroll Wainwright es uno de los denunciantes quien renunció cuando observó que la visión de la empresa había cambiando. El señala que a diferencia de la IA generativa, la IAG no solo sería capaz de reproducir las acciones humanas, como escribir o dibujar, cosa que ya hace la IA generativa, sino que también comprendería la complejidad y el contexto de cada acción del ser humano.
Añadió que potencialmente esto puede cambiar el mundo, «deberíamos tomárselo muy, muy en serio», enfatiza.
Wainwright subraya tres riesgos con esta nueva invención de la IAG: Que las máquinas sustituyan a los trabajadores -sobre todo de los trabajos cualificados-, el impacto social y mental, ya que la gente podría tener un amigo/asistente personal de IA y, por último, el control de la tecnología.
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