Todo inició cuando el jugador confesó en un podcast que realiza a lado de su hermano Jason Kelce que tenía la ilusión de conocer a la cantante y que en el concierto que ofreció en el Arrowhead Stadium, casa de los jefes de Kansas City, intentó darle una friendship bracelet con su número de teléfono; sin embargo no tuvo suerte.
En una entrevista para el The Wall Street Journal, Kelce comentó que gente cercana a Taylor le comentaron de quién se trataba y vieron la forma de que se contactaran y empezaran a hablar. Tras una primera cita en New York, el ala cerrada invitó a Swift a un partido de los Chief, fue el 24 de septiembre cuando hizo su primera aparición en Arrowhead apoyando a Kansas City junto a la madre de Travis.
Para ese juego que disputaron los Jefes en contra de los Osos de Chicago, la NFL reportó que la audiencia llegó a 24.32 millones de personas, 4% más que el año anterior y que obtuvo la puntuación más alta con público femenino entre 12 y 49 años.
A partir de ahí, el impacto mediático de Taylor Swift en el entorno de la NFL es algo que no tiene precedentes, a nivel económico y de marketing ha traído muchos beneficios a todos los involucrados y la liga aprovechó muy bien la incursión de la cantante.
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