En los años 2000 el éxito de Sony Pictures dependía de sólo dos actores, una muestra de cómo ha evolucionado la idea de las estrellas de Hollywood

Hemos hablado anteriormente sobre los actores más prolíficos de la industria del cine y de cómo se han hecho millonarios a base de contratos estipulados y cláusulas que los benefician económicamente, sin embargo, pocas historias son tan sorprendentes como el hecho de que dos de los actores más conocidos de Hollywood han llevado sobre sus hombros, por más de una década, el peso de ser los más rentables para su estudio, al menos hasta que el cine de franquicias apareció.

Entre los años 2000 y 2016, Sony Pictures vivió una de sus etapas más fructíferas en términos de taquilla, en gran parte gracias a las estrellas Adam Sandler y Will Smith. Estos dos actores lograron atraer audiencias masivas y contribuyeron significativamente a los ingresos del estudio. A pesar de tener estilos completamente diferentes (Sandler enfocado en la comedia y Smith en el drama y la acción) ambos supieron mantener una conexión constante con el público, lo que los llevó a ser los más prolíficos de la época para el estudio.

Adam Sandler se consolidó en los primeros años de la década de 2000 como uno de los actores de comedia más populares de la industria. Sandler ya había ganado popularidad en los años 90, y al llegar al nuevo milenio, Sony apostó fuertemente por él. A través de su colaboración con Happy Madison Productions, su productora, Sandler logró un acuerdo sólido con Sony, que le permitió desarrollar películas bajo su propia visión creativa.

Películas como 'Big Daddy' (1999) y 'Mr. Deeds' (2002) establecieron el tono de su estilo de comedia absurdo y emocionalmente cercano, el cual cautivó a grandes audiencias. Más adelante, títulos como 'Click' (2006) y 'Niños grandes' (2010) no solo fueron éxitos de taquilla, sino que también consolidaron a Sandler como uno de los cómicos más rentables de Sony, recaudando cada una de las cintas poco más de 200 millones de dólares en su estreno gracias a la fórmula de su tono familiar y personajes entrañables, con un humor que era simple y accesible, lo cual le permitió conectar con una amplia base de fans, y a pesar de que su humor a veces fue criticado por su simplicidad o falta de refinamiento, Sandler continuó dominando el género, generando ingresos que aseguraron su posición en Sony.

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Mientras Adam Sandler entretenía a las audiencias con comedias ligeras, Will Smith aportaba a Sony otro tipo de éxito, uno orientado hacia el cine de acción, la ciencia ficción y el drama.

Desde el inicio de su carrera, Smith se destacó por su versatilidad, capaz de pasar de la comedia (como en El Príncipe de Bel-Air) al drama y la acción con notable facilidad. En el año 2000, Smith ya era una figura reconocida en Hollywood, y con el apoyo de Sony, comenzó a consolidar su imagen de «héroe de acción» no sólo por sus protagónicos, sino también por el desarrollo de producciones propias con Overbrook Entertainment, una casa productora que fundó con James Lassiter y que, en un inicio, firmó por tres años con Universal Pictures.